Cónsul venezolana en Miami implicada en ataque cibernético contra EEUU

Livia Acosta, actual cónsul de Venezuela en Miami.

Livia Acosta, actual cónsul de Venezuela en Miami.

Por Casto Ocando y Jorge Mota*

La actual cónsul de Venezuela en Miami jugó un papel activo en un presunto plan de ataque cibernético contra Estados Unidos.

Cuando ocurrieron los hechos hace cuatro años, la cónsul Livia Acosta Noguera se desempañaba como agregada cultural de la embajada de Venezuela en México.

Ex profesores y egresados de la Universidad Autonóma de México (UNAM) que se hicieron pasar por hackers o piratas cibernéticos, lograron grabar varias conversaciones en las que la diplomática  pide información del supuesto sabotaje a Estados Unidos para transmitirla al presidente venezolano Hugo Chávez.

“Yo quiero hacer énfasis, lo que tú me diste, lo último (…) ya lo vio el presidente [Chávez]”, expresó la diplomática de acuerdo con las grabaciones obtenidas por el equipo de Univisión Investiga para el documental La Amenaza Iraní.

En otra conversación, Acosta comentó que el general Alexis López, en ese momento jefe de la custodia presidencial,  presuntamente habría sido la persona que entregó a Chávez la información enviada por ella desde México. La diplomática también pidió a los hackers difundir información falsa contra disidentes del gobierno chavista, explicaron los estudiantes.

Los ataques serían dirigidos  a los sistemas informáticos de la Casa Blanca, centrales nucleares y agencias federales como la CIA, el FBI, el Pentágono y la supersecreta Agencia Nacional de Seguridad (NSA). Varias de las reuniones se produjeron dentro de la sede diplomática venezolana en la capital mexicana, según los supuestos piratas.

Los estudiantes relataron que la historia se inició en 2006 cuando jóvenes expertos en informática  fueron reclutados por el profesor de la UNAM, Francisco Guerrero Lutteroth, para integrar un equipo de ciberataque contra servidores en Estados Unidos desde territorio mexicano.

Uno de los reclutados fue el entonces estudiante Juan Carlos Muñoz Ledo, quien decidió grabar secretamente los encuentros al enterarse de que el propósito de la operación era atacar objetivos en territorio norteamericano, según lo explicó a Univisión. También le preocupó, agregó, que además del sabotaje cibernético se estaba analizando la posibilidad de ataques físicos.

Ataques con auspicio cubano

“Los objetivos del plan que se dicutieron fueron atacar en primera instancia de manera cibernética a los Estados Unidos y posteriormente hacerlo de manera física. Eso era lo que querían propiamente tanto las embajadas de Irán con la de Venezuela, con el auspicio obviamente de Cuba”, aseveró Muñoz Ledo.

Muñoz Ledo incorporó a otros estudiantes para que le ayudaran a documentar la presunta conspiración que se planeó del 2006 hasta el 2010.

“La situación es que tomé la decisión de implementar una acción, digamos, para que se documentara todo esto”, dijo Muñoz Ledo, de 33 años, en una entrevista con Univisión desde México. “Era lo correcto”, agregó.

Las operaciones recibieron la “bendición” de Roy Chaderton, embajador venezolano en México entre 2007 y 2008 de acuerdo con los testimonios de los propios hackers.

El grupo utilizó diminutos micrófonos de audio y cámaras de video escondidas  para grabar decenas de horas de conversaciones, corriendo el riesgo de ser apresados.

En el proceso de planificación de los ataques participaron activamente las embajadas de Venezuela, Irán y Cuba, explicó Muñoz Ledo.

El especialista aseguró que los diplomáticos iraníes y venezolanos tuvieron una participación “muy, muy activa” en la planificación de los ataques.

A fines del 2006 Venezuela no tenía relaciones diplomáticas ni embajador en México, tras un impasse entre los presidentes Vicente Fox y Hugo Chávez, pero el profesor Guerrero Lutteroth incorporó a la conspiración a la entonces agregada cultural venezolana, Livia Acosta.

De acuerdo a Muñoz Ledo, el académico decide incorporar a Acosta por sus lazos más cercanos con el presidente Chávez, “y entonces ella llega como un contacto directo con la administración chavista”.

“Vamos a golpear al Imperio”

Según el testimonio de Nohemí Cabral, una amiga de Muñoz Ledo que también hizo grabaciones clandestinas de la conspiración, Acosta tenía acceso a los oficiales encargados de la seguridad del presidente Chávez.

“Ella tenía pues relación directa con gente de seguridad del presidente Hugo Chávez”, dijo Noguera en entrevista con Univisión.

En una de las conversaciones registradas, la misma Acosta dejó en claro que tenía acceso a un importante oficial venezolano, el general Alexis López.

“El jefe de Defensa, pues, de seguridad del presidente es mi amigo”, reveló Acosta a los estudiantes. “Y está allí con el presidente y anda con el presidente para arriba y para abajo”, agregó. “Se llama Alexis López, es un general”, puntualizó.

 Hugo Chavez y su homólogo iraní Mahmud Ahmadineyad: amistades peligrosas.

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En otra conversación grabada, Acosta se vio en la necesidad de aclarar que estaba transmitiendo toda la información sensible del plan de ataque directamente al presidente venezolano.

“Yo quiero hacer énfasis, lo que tú me diste, lo último (…) ya lo vio el presidente  [Chávez]”, expresó la diplomática de acuerdo a las grabaciones.

Univisión trató de obtener la versión del general López sobre las afirmaciones de Acosta, pero las peticiones no fueron respondidas.

Varios correos electrónicos y solicitudes de Univisión buscando una versión de la cónsul Acosta, tampoco fueron devueltas.

De acuerdo con las grabaciones, parte de la información que Acosta quería entregar a Chávez era ultrasensible: las claves de acceso a los sistemas informáticos de seguridad de las centrales nucleares, y de los arsenales de armas atómicas de Estados Unidos.

También estaba interesada en obtener la lista de empresas privadas y bancos que el embajador Ghadiri quería atacar, como represalia por aplicar sanciones económicas y financieras contra Irán.

Cuando en una reunión Muñoz Ledo le comunicó a Acosta que había encontrado las claves de acceso informático de “todas y cada una de las plantas nucleares en USA”, Acosta exclamó: “¡Ah, mira, eso está bueno! Pues, eso también deberías dármelo a mí, pa’ mandárselo al presidente”, refiriéndose a Hugo Chávez.

Entre las plantas a los que el grupo buscaba acceder estaban la de Turkey Point, en Florida, y dos centrales nucleares gemelas en Arkansas conocidas como Arkansas Nuclear One.

“Livia Acosta mostraba mucho interés en lo que era la información que se le entregaba al doctor Ghadiri tanto de las plantas nucleares como de las nuclear weapons [armas atómicas]”, aseguró Cabral, una de las estudiantes que logró ganarse la mayor confianza de la diplomática.

De acuerdo con Cabral, Acosta estaba interesada en que se produjera un ataque al arsenal nuclear norteamericano.

“Ella sabía perfectamente que lo que se estaba buscando (…), sobre todo a petición del embajador de Irán, el doctor Ghadiri, era atacar directamente el arsenal nuclear de los Estados Unidos, entonces ella estaba totalmente de acuerdo en eso”, puntualizó Cabral.

Acosta incluso sugirió estrategias de acción, según dijeron a Univisión otra de las personas familiarizadas con la conspiración.

“Livia Acosta lo que dice es ‘vamos a golpear poquito’, ‘vamos a golpear un poquito para que se mueva Estados Unidos, para que no se crea que es el todopoderoso”, declaró Sara María Gómez, otra de las estudiantes que se incorporó al grupo de Muñoz Ledo para documentar la conspiración.

Según Gómez, tanto la embajada de Irán como la de Venezuela estaban interesados en obtener los passwords de acceso a las plantas nucleares para “atacar directamente los sistemas de seguridad”.

Conspirando contra opositores

Pero las centrales nucleares no eran el único objetivo de la pretendida conspiración. El plan contemplaba sembrar el caos en los servidores de agencias federales como la National Security Agency, el FBI, la CIA, y la Casa Blanca.

“Ligas mayores”, expresó la propia Acosta en una conversación con Muñoz Ledo, refiriéndose a un potencial ataque a tres de las más importantes agencias federales de inteligencia.

La cónsul venezolana tenía poder de veto en los planes conspirativos organizados por el profesor Guerrero Lutteroth, con la presunta asesoría de los servicios de inteligencia de Cuba, sostuvo Muñoz Ledo.

“Francisco decía bueno, de esto hay que mostrárselo a Livia y si hay algo en lo que ella diga no, pues significa que eso no va (…) Entonces, ella nunca dijo que no a algún cierto tipo de operación. ¿Por qué? Porque sabía que quien respaldaba a Francisco era el G2 [cubano]”, indicó Muñoz Ledo.

Entre las propuestas de Guerrero Lutteroth y presuntamente aprobadas por cónsul estaban la falsificación de documentos para desacreditar a disidentes y opositores venezolanos.

En las conversaciones grabadas, por ejemplo, se describen esfuerzos para falsificar transferencias bancarias “retroactivas” a fin de demostrar que el general disidente Raúl Baduel estaba recibiendo dineros de la National Endowment for Democracy (NED), un ente bipartidista que promueve la democracia en el mundo, y del narcotraficante Hermágoras González Polanco, acusado en Estados Unidos de cargos de narcotráfico.

La cónsul solicitó específicamente a los hackers encontrar información sobre militares venezolanos que estaban ingresando a México, para establecer si formaban parte de una conspiración contra el gobierno chavista, con supuestas conexiones en Miami.

“Nosotros tenemos un problemita: venezolanos militares que están entrando y parece que están trabajando en una conspiración aquí en México, pero entran, trabajan aquí su conspiración y salen, ¿no? Y necesito saber quiénes son esos”, demandó Acosta de acuerdo a las grabaciones.

“Lo que sé es que se reúnen con algún venezolano y tienen contacto en Miami y conspiran contra Venezuela, me imagino que tienen apoyo de Estados Unidos”, agregó.

¿Un acto de guerra?

La curiosidad de la cónsul no estaba limitada a supuestos conspiradores antichavistas. También quería espiar al Partido de Acción Nacional (PAN), la organización del ex presidente mexicano Vicente Fox, un enemigo jurado de Chávez.

“Yo quisiera relacionarme alguien con el PAN, qué es lo que grabó el PAN de Venezuela, qué es lo que están organizando”, solicitó a los universitarios.

Las grabaciones dejan entrever la relación cercana que Acosta mantenía con la embajada de Irán en México. En una de las conversaciones, la entonces agregada cultural admitió que había conocido en un viaje a la provincia mexicana al entonces embajador de Irán Ghadiri, un ambicioso diplomático que se movía por todo México para expandir la influencia del Islam.

Durante uno de los encuentros grabados, Livia Acosta exclamó al referirse a Ghadiri: “¡El embajador de Irán es cheverísimo!”.

Según expertos de la comunidad de inteligencia norteamericana consultados por Univisión, aunque las intenciones de los diplomáticos iraníes no son de extrañar, la participación de diplomáticos venezolanos resulta particularmente preocupante.

“Es preocupante que el gobierno de Venezuela sí esté haciendo planes contra Estados Unidos”, dijo John Kiriakou, ex agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) que lideró los operativos antiterroristas de esa agencia inmediatamente después de los ataques del 11 de Septiembre de 2001.

Kiriakou dijo que este tipo de conspiración puede ser considerado como “un acto de guerra” y un “crimen” no sólo contra Estados Unidos, sino también contra México.

“Nosotros no emprendemos este tipo de planificación en contra del gobierno de Venezuela”, acotó.

Kiriakou indicó que si los venezolanos están trabajando con los iraníes en este tipo de acciones, es algo “todavía más preocupante, algo para lo cual tendremos que planificar”.

*Casto Ocando es un veterano reportero investigador, especializado en asuntos venezolanos y está radicado en Miami. Jorge Mota es productor de Univisión  en México e inició la investigación allí. CaféFuerte publica este artículo por cortesía de Univisión.com.

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