Las exquisitas estrategias de la censura radial en Cuba
He leído las últimas declaraciones del Querido Pablo Milanés en la República Dominicana, refiriéndose a que No han sido vetadas las grabaciones en su voz en la radio y la televisión cubanas.
No estaría tan seguro, conociendo los tortuosos mecanismos de la censura oficial. Infelizmente discrepo e ilustro mi discrepancia con un hecho real, del cual fui protagonista.
Corría el año 1988 y en una de sus giras por el extranjero, Pedro Luis Ferrer respondió a un periodista afirmando que “Celia Cruz ES la más grande cantante de la música popular cubana”.
Tan pronto llegó la información a la isla, cayó en desgracia “el Gordo”. A su regreso, poco faltó para que lo “lincharan” -literalmente- por esa declaración y tuvo que refugiarse por algún tiempo en la casa de Elizardo Sánchez Santa Cruz.
De inmediato se hicieron “mitines relámpago” en Radio Progreso y en las cincuenta y tantas emisoras del resto de la isla para prohibir la difusión de toda la música de Pedro Luis Ferrer en la radio y la televisión cubanas. No fue escrito en blanco y negro, sino por instrucción verbal del por entonces ¿ideólogo? del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, Don Carlos Aldana.
Afortunadamente o no, yo no estaba ese día en Radio Progreso, aunque sí tuve conocimiento de la susodicha “instrucción verbal”.
Meses después, un domingo de mayo de 1989, en la sección “¿Qué hay de nuevo”? del diario Juventud Rebelde, la periodista Soledad Cruz publicaba un comentario referido a Pedro Luis Ferrer. Por entonces me encontraba preparando la emisión número 300 del programa dominical Esto NO tiene nombre de Radio Progreso y edité un collage musical con cinco piezas del disco de larga duración EGREM, En espuma y arena, de Pedro Luis.
Salió todo al aire el domingo 4 de junio de 1989. El lunes 5 de junio, a las nueve de la mañana, la oficina de Josefa Bracero Torres, entonces vicepresidenta para la Radio del Instituto Cubano de Radio y TV (ICRT), recibió una llamada desde la emisora de Las Tunas, preguntando si ya Pedro Luis Ferrer se podía “poner”, pues había salido la noche anterior en el programa Esto NO tiene nombre.
Lunes 5 de junio, 11:30 de la mañana, en el pasillo del segundo piso de la emisora, el entonces “soldadito” Jefe de Sección de Programas Variados me increpa amenazadoramente con esta pregunta:
-¿Qué pasó anoche en Esto NO tiene nombre?
-Pues se “pasó” el programa número 300.
-Pero PUSISTE A PEDRO LUIS FERRER…!!!
-Sí, hice un “colachito” ahí con canciones suyas, ¿por qué?
-Porque tú sabes que “está prohibido”…
-Reinaldo, ahora mismo tienes en tus manos la ansiada oportunidad de hacerme “talco Micocilén“, lo que para eso tienes que enseñarme el documento en blanco y negro que instruye la prohibición de la música del “Gordo”.
-No, para eso se hizo un mítin relámpago en el lobby del tercer piso…
–Yo no estuve ese día…
-Pero eso lo sabe todo el mundo…
-¡¡¡Menos yo!!! Mira, no hay nada más parecido al fascismo que eso y te voy a decir más (al “soldadito” se le querían salir los ojos de sus órbitas).
Y continué, sin permitirle que me interrumpiera:
-Dime: ¿qué relación existe entre la poesía de amor de Pablo Neruda y su militancia comunista? El ejército chileno irrumpió en su casa de Isla Negra y sacaron y quemaron en la calle toda su obra…¿No es eso un acto fascista? Sin embargo, Ernesto Lecuona, en su testamento escribió claramente que no quería que sus restos vinieran a la isla mientras estuviera esta revolución en el poder. No obstante aquí se venera su legado que es el hecho artístico que constituye toda su obra musical. Ahora bien: ¿qué relación existe entre el pensamiento de Pedro Luis Ferrer y el hecho artístico que es su obra en la música popular cubana? No me jodas, Reinaldo, ve y dile al que te mandó, que así es como pienso y si estoy equivocado me gustaría escuchar los argumentos que pudieran convencerme.
El “soldadito” se quedó mudo y seguí rumbo al estudio de ediciones.
Al día siguiente, en el marco de una “cordialidad” estudiada, fui llamado a la oficina del entonces director de Radio Progreso, Julio Pérez Muñoz, y por él conocí de dónde había salido la “instrucción verbal”. Le repetí la post-data: “Dile a Aldana, que estoy listo para que me convenza, mientras tanto, me mantengo en “siete y media”.
Y fué y es así, mi Querido Pablo, los “soldaditos” están regados por todas las emisoras de la isla. Ninguno puede aplicar “por la libre” algo que no venga bien de arriba.
La estrategia no ha cambiado. Los años pasan y la censura ha logrado sofisticarse, maquillarse, pero sigue en pie. No hacen falta resoluciones escritas ni decretos desde las alturas para deslizar una suspensión en la radio, vía telefónica, mucho más si se trata de la red de emisoras provinciales y municipales.
¿Se repetirá contigo, Querido Pablo, el hecho que acabo de refrescar?
Ojalá que no, pero las posibilidades están latentes. Tiempo al tiempo.
* Jaime Almirall-Suárez laboró por 32 años como locutor, productor, editor, escritor y director en la radio cubana, 11 de ellos en la emisora Radio Progreso, donde fundó y condujo el popular programa Esto NO tiene nombre. Reside en Miami desde 1993.