Silvio Rodríguez responde a Pablo Milanés desde La Habana

Silvio Rodríguez responde a Pablo Milanés desde La HabanaPor REDACCION CAFEFUERTE

El legendario cantautor Silvio Rodríguez lamentó este lunes que su colega Pablo Milanés haya lanzado en Miami críticas “burdas” y “desamoradas” sobre la realidad cubana, y advirtió respecto a las reacciones que su actitud pudiera provocar entre los sectores más conservadores de la isla.

“Coincido con Pablo en muchos de sus juicios críticos sobre la realidad cubana (…) Lo que escandaliza a algunos no es el contenido de sus críticas sino la forma, que además de burda parece desamorada, sin el más mínimo compromiso afectivo”, dijo Rodríguez al comentar una opinión publicada en su blog Segunda Cita.

La opinión de un lector identificado como Manuel R., estudiante puertorriqueño de Nueva York, apareció como comentario a una carta de Milanés y Rodríguez, fechada en Madrid el 28 de mayo de 1986 y publicada este domingo por el autor de Ojalá en su sitio digital.

La misiva titulada “Respuesta  a una provocación del señor Carlos Alberto Montaner”, fue escrita a raíz de una invitación pública de Montaner a que ambos músicos abandonaran el socialismo cubano y desertaran en España. Apareció inicialmente en el periódico ABC de Madrid en mayo de 1986.

Rodríguez dijo sentir dolor por el hecho de que las declaraciones de Milanés en Miami hayan sido hechas a “medios que tildan de héroes a terroristas que han derribado aviones civiles, medios cuyos dueños han pagado actos de violencia contra Cuba”.

“Que cada cual asuma lo que le toca, y allá el que se arrepienta de la gloria que ha vivido por lo que quiera aparentar”, agregó Rodríguez en tácita referencia al texto de “Cuando te encontré”, escrita por Milanés y Rodríguez en 1984.

En su comentario, Rodríguez revela que hace más de 20 años que no ve ni se ha hablado por teléfono con el amigo que fundó el movimiento de la Nueva Trova a fines de los años 60.  “Aún sin estar cerca, en este tiempo sin relacionarnos directamente, ambos hemos mantenido una actitud respetuosa respecto al otro”, puntualizó el artista.

El texto hace también mención al episodio desatado por una carta de respaldo al régimen cubano que Milanés se negó a firmar, en abril del 2003, en desacuerdo por el fusilamiento de tres jóvenes que intentaban escapar de la isla en una embarcación secuestrada.

La respuesta de Rodríguez añade otro capítulo a la polémica generada por el concierto y las declaraciones de Milanés en Miami, que han desatado también fuertes ataques del oficialismo cubano a través de la internet.

A continuación reproducimos el texto íntegro del comentario de Silvio Rodríguez sobre Pablo Milanés en Segunda Cita.

RESPUESTA DE SILVIO RODRIGUEZ

Manuel R:

Pablo y yo hace algo más de 20 años que no nos vemos. Tampoco nos hemos hablado ni por teléfono. O sea que el Pablo que conozco tiene casi un cuarto de siglo de retraso. Aún sin estar cerca, en este tiempo sin relacionarnos directamente, ambos hemos mantenido una actitud respetuosa respecto al otro.

Nos conocimos en 1967 y dejamos de vernos y de hacer proyectos juntos a fines de los 80s. Mientras duró, nuestra amistad rebasó lo que pudiera ser una simple colaboración. Fuimos testigos de muchos eventos personales de ambos. Y también colectivos. Vimos nacer a nuestros primeros hijos, fraguarse y deshacerse amores, proyectos, sueños de diferente linaje.

Hay zonas del Pablo actual que son nuevas para mí y hay otras que me son muy conocidas. Y para resumirte mi postura, o para que aprendas a verla como es, sin confusiones, te la voy a identificar: Mi postura es la que mantengo cada día; lo que hago y lo que digo, el testimonio cotidiano de un hombre que, más por intuición que por sabiduría, nunca se ha creído infalible. Asimismo no me siento capaz de juzgar, menos públicamente, a un viejo amigo; pero de lo que sí estoy seguro, Manuel R., es de que Pablo está convencido de estar a la altura de lo que cree de sí mismo.

Esto me da oportunidad de decir que muchos ataques a Pablo no los he puesto aquí en el blog. Siempre han existido los “Pablistas” y los “Silvistas”. Por mi parte nunca -jamás- he permitido que en mi presencia nadie hable mal de Pablo. Cuando me botaron del ICR en 1968, también fue por defenderle. Y por principios -míos- lo sigo haciendo, aún cuando Pablo me incluya a mí entre los “despreciables” que seguimos defendiendo la Revolución, y los que firmamos la carta que él entendió a su manera (y todos los que la firmamos entendimos de otra, o sea un momento en el que había que cerrar filas con la defensa de Cuba).

Como dice un amigo mío: “Hay un viejo proverbio latino que dice Quod escripsi, escripsi. Lo que está escrito está escrito y no se puede borrar.” Que cada cual asuma lo que le toca, y allá el que se arrepienta de la gloria que ha vivido por lo que quiera aparentar.

Coincido con Pablo en muchos de sus juicios críticos sobre la realidad cubana. Me parece que algunos de esos puntos los he tocado en conferencias de prensa en Cuba. Lo que escandaliza a algunos no es el contenido de sus críticas sino la forma, que además de burda parece desamorada, sin el más mínimo compromiso afectivo. Otra cosa que duele es que haya manifestado esas críticas en Miami, a unos días de un concierto que, por más propaganda que hacían, no se llenaba. Y para colmo que las hiciera a medios que tildan de héroes a terroristas que han derribado aviones civiles, medios cuyos dueños han pagado actos de violencia contra Cuba.

Es importante que los que vivimos en esta sociedad imperfecta -y eso quiere decir con cosas malas pero también con cosas buenas- sigamos criticando, sigamos mejorándonos. Y que este ejemplo triste no les sirva de pretexto a los extremistas para cerrarse a cal y canto. Ese es un daño interno que nos hacen actitudes como esta. Pero en las Revoluciones, si son verdaderas (como creo que es la cubana), nadie es imprescindible, al menos para siempre. Cada baja nos enseña a llenar la ausencia con lo que tengamos, y a aspirar a ser tan buenos como lo que nos falta.

No en balde escribí, hace unos 30 años:

Salgo y pregunto por un viejo amigo
de aquellos tiempos duramente humanos,
pero nos lo ha podrido el enemigo,
degollaron su alma en nuestras manos.

Absurdo suponer que el paraíso
es sólo la igualdad, las buenas leyes.
El sueño se hace a mano y sin permiso,
arando el porvenir con viejos bueyes.

Vaya forma de saber
que aún quiere llover
sobre mojado.

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