Sentencia sobre apelación de Alan Gross se conocerá en los próximos días
La audiencia de apelación en el caso del contratista estadounidense Alan P. Gross, condenado a 15 años de prisión en Cuba, concluyó este viernes en el Tribunal Supremo Popular y la decisión judicial se conocerá en los próximos días.
Según la información oficial, la vista del recurso de casación interpuesto por Gross se celebró en horas de la mañana en la Sala de los Delitos contra la Seguridad del Estado de la más alta instancia judicial de la nación.
La sesión estaba fijada para las 9:30 a.m. y concluyó poco antes del mediodía. Según fuentes cercanas al tribunal, cercano al Palacio de la Revolución, la vista duró poco más de una hora.
El Tribunal Supremo Popular dará a conocer su sentencia definitiva en los próximos días, señaló el reporte del sitio digital Cubadebate.
De acuerdo con la información, la abogada defensora Nuris Piñero Sierra alegó los elementos que sustentan la inconformidad del acusado con la decisión del tribunal de primera instancia.
Gross tuvo el derecho de última palabra concedido por el tribunal para exponer “los criterios que consideró pertinentes y agradeció la posibilidad de explicarlos personalmente ante los jueces”, dijo el reporte.
En la audiencia estuvieron presentes tres funcionarios consulares de la Sección de Intereses de Estados Unidos (USINT) en La Habana.
La prensa extranjera no tuvo acceso al tribunal. Testigos apostados en las inmediaciones del tribunal dijeron que Gross entró al lugar vestido de un traje azul oscuro, custodiado por agentes de seguridad.
“Se le veía más repuesto que la vez anterior, cuando el primer juicio [efectuado a comienzos de marzo]”, dijo una fuente periodística desde La Habana.
La esposa del contratista, Judy Gross, quien estuvo presente en el juicio en marzo, no pudo asistir esta vez a la audiencia judicial, pues se recupera de una cirugía, según dijo Peter Kahn, abogado de la familia.
Tampoco Kahn se presentó en la vista de hoy, pero emitió un comunicado desde Washington reafirmando la inocencia de su cliente.
Gross, de 62 años, fue juzgado y condenado en marzo por el delito de “actos contra la independencia o la integridad territorial del Estado”.
El contratista de origen judío viajó en ocho ocasiones a Cuba con equipos de telecomunicaciones a nombre de Development Associates International (DAI), una firma que presta servicios a la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID). Su misión era implementar programas de telecomunicaciones que promovieran la incipiente sociedad civil en la isla.
Un calvario familiar
Washington exhortó la víspera a liberar de inmediato a Gross y considera que mientras el contratista esté preso no habrá avances hacia una normalización de relaciones con el régimen cubano. El caso de Gross es una pieza clave incluso en los debates actuales del Congreso estadounidense sobre las restricciones propuestas en torno a los viajes y las remesas familiares a Cuba.
El contratista ha perdido 90 libras en poco más de un año, afectado de problemas de hipertensión, artritis, gota y una úlcera generada por el estrés. Su esposa Judy Gross tuvo que vender la casa familiar por falta de recursos financieros y mudarse para un apartamento más pequeño.
La familia Gross ha insistido también ante las autoridades cubanas para que liberen al contratista por razones humanitarias.
Tras su arresto y condena en Cuba, los Gross han vivido un verdadero calvario familiar. A su hija Shira se le diagnosticó un cáncer de seno al cumplir 26 años y está bajo tratamiento de quimoterapia; la madre del contratista, de 88 años, enfermó con un cáncer pulmonar inoperable.
Judy Gross se vio obligada a vender su cada y mudarse a un apartamento de más bajo vosto en el área de Washington, afectada por las dificultades financieras de la familia tras el arresto de Gross, quien fue detenido en La Habana el 3 de diciembre del 2009.
Declaración del abogado Peter Kahn, consejero de Gross
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