En Miami estelar pelotero de las ligas infantiles cubanas

En Miami estelar pelotero de las ligas infantiles cubanas El sueño de las Grandes Ligas no es sólo una quimera de los peloteros cubanos que juegan en el torneo élite nacional o forman parte de la cantera del béisbol juvenil de la isla, sino que está extendido ya entre los jugadores de ligas infantiles.

Fabián Peña, reconocido como el mejor receptor del béisbol infantil cubano del último decenio, conoce de esa “fiebre de Grandes Ligas” entre los que fueron sus compañeros en el terreno de juego hasta hace apenas unas semanas. El también soñaba con acceder a la mejor pelota del mundo y codearse alguna vez con las grandes luminarias en la Gran Carpa.

Peña, quien cumplirá 15 años el próximo 18 de octubre, ya dio al menos el primer paso hacia su meta. Desde el pasado 6 de junio está con su familia en Miami para echar adelante sus ambiciones deportivas y encaminar su futuro.

“En Cuba, todos los peloteros están enterados de lo que pasa en Grandes Ligas”, relató Peña en entrevista con CaféFuerte. “En los equipos infantiles que yo hice, los muchachos sabían lo que estaba pasando en la pelota profesional, la información llega por diversas vías, por las familias de los peloteros, por videos que nos pasábamos entre nosotros, por la internet… pero ahí todo el mundo estaba al tanto”.

Así fue como Peña descubrió y convirtió en su ídolo de Grandes Ligas al catcher puertorriqueño Iván Rodríguez, el estelar jugador que ahora milita en los Nacionales de Washington. Fue así también como se hizo un admirador de los Marlins de la Florida, el equipo para el que quisiera alguna vez jugar.

“En Regla la gente recuerda todavía mucho a René Arocha”, dijo Peña en referencia al gran lanzador de los conjuntos Industriales y de la selección nacional que desertó en Estados Unidos en 1991 para jugar en Grandes Ligas.

Catcher desde los siete años

Natural del poblado habanero de Regla, Peña comenzó a jugar béisbol a los siete años. Por su complexión física, disciplina y capacidad de liderazgo, su destino fue la receptoría desde el primer momento.

“Escogí ser catcher porque me siento bien haciéndolo y porque desde un comienzo mis entrenadores me vieron con muchas posibilidades para desarrollarme en esa posición”, comentó. “Y me ha ido bien”.

Desde su incorporación al béisbol, Peña ha integrado todas las selecciones provinciales de La Habana y, a los nueve años, fue escogido para la selección nacional que participó en el Mundialito de las Américas, en Sucre, Venezuela, en el 2006.

Dos años después volvió al Campeonato Mundial Infantil de las Américas, en Venezuela, con la responsabilidad de cuarto bate del equipo e integró finalmente el “Todos Estrellas” del torneo.

En Miami estelar pelotero de las ligas infantiles cubanasPoco antes de salir definitivamente de Cuba fue llamado para integrar el equipo de La Habana que participaría en el campeonato nacional (categoría 15-16 años). Hasta el momento de la partida, Peña tuvo como entrenador personal a Emilio Naranjo, una leyenda en la preparación de los grandes receptores cubanos.

“A él le debo todo mi desarrollo como catcher, todo lo que he avanzado en el béisbol”, confesó Peña de su entrenador, que fue pelotero profesional en los años 50 y asesora actualmente al receptor titular de los equipos Cuba, Ariel Pestano.

El popular ex jardinero y hoy entrenador Víctor Mesa se ha referido a Peña como “un receptor fuera de serie para su edad”.

Mesa ha seguido de cerca el desarrollo de las ligas infantiles en Cuba, pues su hijo Víctor Víctor juega -siguiendo la tradición paterna- en el jardín central y fue compañero de Peña en los equipos Cuba.

“Víctor Mesa es tremendo tipo, una persona que siempre está ayudando y dando los buenos consejos”, manifestó Peña. “Su hijo [Víctor Víctor] es como fue su padre, un primer bate natural y tiene también mucho futuro”.

El arribo de Peña a Miami coincidió con la selección en el reclutamiento colegial de Grandes Ligas del lanzador cubano José Fernández, escogido por los Marlins de la Florida en primera selección. Peña se ve reflejado de cierta forma en el espejo de Fernández, quien llegó a Estados Unidos hace tres años con el mismo espíritu de triunfar.

“Es emocionante saber de esta historia y me alegro mucho por él [Fernández]”, manifestó. “Ojalá un día podamos compartir el mismo uniforme con los Marlins”.

El calor de Miami

En estos días de asentamiento en Miami, Peña se ha dedicado a ver por televisión la pelota de Grandes Ligas, mientras se prepara para insertarse el sistema escolar de Miami-Dade, aprender inglés y continuar su carrera en el béisbol.

Por lo pronto, Columbus High School de Miami ha mostrado interés en su talento como catcher y el destacado entrenador cubano Frank Hernández, que dirige una academia de béisbol en el Tamiami Park, ya conversó con la familia de Peña para orientarlo en esta nueva etapa. Hernández, ex receptor de la pelota cubana y un veterano preparador de jóvenes talentos, muy vinculado a Naranjo.

Pero el muchacho está consciente de que por el momento su máxima preocupación deben ser los estudios, sin dejarse arrastrar por las fantasías del éxito y las riquezas que suelen prometer muchos agentes beisboleros inescrupulosos.

Su padre, Jorge Peña, quien se reunificó con el hijo después de cuatro años y tres meses de separación, prefiere hablar de la vida inmediata y aplazar por ahora los sueños del porvenir: “Mi sueño ya se cumplió con haber podido traer conmigo a mi hijo y reunificar la familia”.

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