Ex alto oficial cubano logra refugiarse en España

Maximo Omar Ruiz Matoses en Madrid.

Maximo Omar Ruiz Matoses en Madrid.

Por Wilfredo Cancio Isla

Tras una infructuosa batalla por obtener refugio político en Estados Unidos, el ex militar cubano Máximo Omar Ruiz Matoses logró finalmente abandonar la isla amparado en su flamante ciudadanía española.

Matoses, un ex alto oficial de inteligencia que cumplió 17 años de cárcel por desafiar al régimen castrista, se encuentra en Madrid desde el pasado 27 de abril.

“Me siento libre por primera vez en muchos años, aunque lamentablemente mi familia se mantiene en Cuba”, declaró Matoses en conversación telefónica con CaféFuerte. “Si me decidí a hacer el viaje fue porque que hubo consenso e insistencia por parte de mi familia para que saliera del país”.

En Cuba quedaron su esposa, la doctora María Josefa Cabezas, con quien tiene dos hijas que aún comparten el hogar familiar: Omaris, licenciada en Diseño Industrial, y Lismaris, estudiante de Medicina.

Ingeniero de profesión, Matoses sirvió por 29 años en las Fuerzas Armadas (FAR) y el Ministerio del Interior (MININT) como especialista de contrainteligencia. Se le considera una víctima indirecta del proceso que desembocó en el fusilamiento del General Arnaldo Ochoa y otros tres militares cubanos en el verano de 1989.

Descontento con el desenlace del caso Ochoa, Matoses solicitó su retiro y pidió la renuncia de Fidel y Raúl Castro por incapacidad manifiesta para conducir el destino del país. Fue arrestado y condenado a 20 años de cárcel en 1991 bajo acusaciones de salida ilegal del país, desacato, conducta deshonrosa, espionaje y deserción.

Ganarse la vida

Salió en libertad en marzo del 2008 y desde entonces quería abandonar el país. Trató de ganarse la vida como chofer de alquiler y reparando en su casa equipos electrodomésticos.

“No tenía retiro y obtener una licencia para trabajar por cuenta propia era un riesgo en mi caso”, manifestó.

Matoses dice que adoptar la ciudadanía española -respaldado por la Ley de Nietos- fue la única alternativa para emigrar, luego que las autoridades estadounidenses le negaran la petición de refugiado político el pasado año. El caso está aún bajo reconsideración en la Oficina de Intereses de La Habana (USINT), pero no existía fecha ni certeza sobre la respuesta final.

En la gestión para viabilizar sus trámites ante la Embajada española en La Habana intercedió el Cardenal Jaime Ortega, a quien Matoses agradece el apoyo moral que le brindó a él y a su familia desde el primer momento que cayó preso.

“Tenía que tomar una decisión, con el dolor de dejar detrás a mi familia, que sufrió junto a mí los años de prisión y hostigamiento”, relató Matoses, de 64 años. “No sé lo que sucederá en el futuro, pero aún tengo fuerzas para luchar”.

Según relata, hasta el último momento de la salida de Cuba tuvo temores de que se abortara.

“Salí de mi casa con todas las previsiones posibles por cualquier ‘accidente’ que pudiera ocurrir, con una mezcla de inseguridad y miedo, pero pasé los trámites sin contratiempos”, comentó. “No me revisaron la mochila, que era mi único equipaje”.

En defensa de los militares presos

Matoses viajó a España con el patrocinio de la Organización Mundial contra la Tortura, que asumió los costos del boleto aéreo. Está viviendo en Madrid con el repaldo de amigos que le han ayudado para enrumbarse en la vida española.

Entre sus propósitos inmediatos está interceder por los presos políticos militares que aún permanecen en prisión en Cuba, en la mayoría de los casos cumpliendo condenas desmedidas en condiciones inhumanas de aislamiento y sometidos a un trato mucho más represivo que otros reos.

“Se trata de personas que han cumplido ya 15 o más años en prisión y se les deniega su excarcelación cuando se solicita su excarcelación de acuerdo a las propias leyes que rigen en el sistema cubano”, argumentó el ex militar. “Quieron insistir en que ellos son auténticos presos de conciencia, aunque una organización tan prestigiosa como Amnistía Internacional no los considera así por una absurda  comprensión de lo que de veras es un prisionero politico”.

Graduado con honores de Ingeniería Eléctrica en la Unión Soviética en 1969,  Matoses fue sustituto del jefe de la Contrainteligencia Militar (CIM) en las FAR hasta su traslado al MININT en 1987.

En el MININT laboró como asesor de la técnica operativa de la Dirección General de Contrainteligencia (DGCI), bajo la jefatura directa del general José Abrantes. Entre sus responsabilidades principales estaba la protección de la máxima dirección del país a través de sistemas electrónicos intalados en las oficinas del Comité Central y el Consejo de Estado.

Estuvo también responsabilizado con la interferencia de las transmisiones de Radio y TV Martí hacia Cuba.

Tras ser condenado a cárcel, fue enviado a la prisión de alta seguridad de Guanajay, donde cumplió 11 en una celda tapiada.

“Después que uno pasa por una cárcel en Cuba, no hay muchas otras cosas a las que pueda temerle en esta vida”, confesó Matoses. “Y creo que tengo muchas cosas por contar todavía”.

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