Salón de la Fama del Béisbol Cubano: ¿un caso de amnesia oficial?

Salón de la Fama del Béisbol Cubano: ¿un caso de amnesia oficial?Las autoridades gubernamentales y la prensa oficial (que no es lo mismo pero es casi igual) insisten en olvidarse de que no se puede inaugurar dos veces lo que existió hace 71 años en la isla: el Salón de la Fama del Béisbol Cubano.

Pero vale la pena refrescarles la memoria. El Salón de la Fama del Béisbol Cubano se inauguró en estadio La Tropical (hoy Pedro Marrero) en La Habana, el 26 de Julio de 1939. La creación del único templo de los peloteros más famosos de Cuba estuvo a cargo del doctor Rogelio Valdés, Agustín Molina, Alfonso Suárez y Antonio Camejo, cuatro personalidades vinculadas a nuestro deporte nacional. A partir de ese año y hasta 1960, se escogieron 68 jugadores, todos de gran relevancia en diferentes etapas del béisbol.

El estreno del Gran Stadium del Cerro (ahora Latinoamericano), en 1946, fue propicio para situar una nueva tarja en la moderna instalación, donde la Liga Cubana de Béisbol Profesional desarrolló sus torneos durante la república. La tarja recuerda los peloteros incluidos en el primer Salón de la Fama.

Con la llegada de la revolución de Fidel Castro y la erradicación del deporte prpfesional en 1961, se tendió un manto de sombras acerca del recinto y durante  cinco décadas prácticamente no se habló de engrosar la relación de atletas como consecuencia de la insólita división del “antes” y “después”  de la pelota cubana. Una maniobra de barata politiquería que trató de echar al olvido a tantos jugadores que dieron gloria al país.

Estrenar lo mismo dos veces

Noticias publicadas en los medios cubanos  indican que el  pasado 26 de diciembre se abrió un local en un área aledaña al histórico Palmar del Junco, en la provincia de Matanzas, para exaltar los nombres de destacados peloteros.  En algunos diarios se han suscitado preguntas sobre la mejor forma de escoger a los jugadores de Series Nacionales, Selectivas y de eventos internacionales.

La apertura del lugar se inspira en la fecha del 27 de diciembre, cuando por primera vez se jugó béisbol organizado en Cuba, en el Palmar del Junco. El proyecto se acariciaba desde 1991, pero el “período especial” que sobrevino tras el desplome del campo socialista no dejó muchas opciones para encaminarlo.

Sin embargo, no se menciona ninguno de los peloteros seleccionados  antes de la llegada de la “pelota revolucionaria” ni los que faltan desde 1960 hasta hoy.  Es decir, que se asume que el béisbol cubano nació en 1959 y borrar la historia beisbolera no oficial de los cubanos, dentro y fuera de la isla.

Pocos días antes, el diario Juventud Rebelde publicó un artículo acerca de la apertura mencionada y como para despistar a los lectores actuales notificaba lo siguiente: “Tal anhelo llena de alegría a la afición, pues desde hace muchas décadas era un sueño, en una isla en que la pelota devino deporte nacional, que ha contado con glorias supremas como el immortal Martin Dihigo, precisamente un matancero que ha sido considerado el pelotero más completo de la historia…”

Dos años atrás, el 25 de mayo del 2008, otro artículo de Juventud Rebelde, firmado por Hugo García, había llegado al cinismo de afirmar: “Los peloteros cubanos llevan 134 años sin templo. Y cuando miramos a nuestro alrededor, el tiempo y los hechos auguran que seguirán igual. Sin embargo, todavía no he encontrado un atleta que no sueñe con que su país cuente con un Salón de la Fama del Béisbol”.

Señor García, el templo existió y lo ningunearon los mismos que ahora están agitando las banderitas por un rescate histórico a medias.

Sacar la cara

El único comentarista que ha sacado la cara en estos predios, con la verdad en la mano, es el veterano redactor deportivo Jorge Alfonso, quien en un artículo del 20 de agosto del 2007 explicó en detalle lo ocurrido sobre el Salón de la Fama en 1939, incluyendo los nombres de  todos los elegidos y sus resultados en la pelota cubana.

El artículo menciona que entre los escogidos de 1951 aparece Martín Dihigo, aquel maravilloso jugador que posteriormente fue elevado al Salón de la Fama de otros paises y que no necesita una nueva instauración en el plagio de la placa de los inmortales.

Orestes Miñoso, Conrado Marrero, Tany Pérez, Luis Tiant y peloteros de las nuevas generaciones como Antonio Muñoz, Braudilio Vinent y Miguel Cuevas, deben ser anexados a la relación, a menos que el gerifalte que ordenó la farsa no se haya enterado aún de que hubo país y deporte y vida digna en Cuba desde hace muchos años antes de Fidel Castro.

La ironía de este desatino es que a mediados del pasado año, en República Dominicana, abrió sus puertas el Salón de la Fama del Béisbol en América Latina, en el cual aparecen figuras cubanas como Tany Pérez y Camilo Pascual, dos peloteros de los que no se habla en la isla y que no “califican” al parecer en los parámetros para el nuevo Salón. A pesar de que Tany está hace rato en Cooperstown.

La pelota, nuestro mayor espectáculo, es y debe ser una sola desde su nacimiento en la colonia. La Historia  -en política y en deporte- no se fabrica como si fuera una pasarela donde desfilan sólo elegidos. Es algo más que eso y el béisbol cubano no cabe completo en un salón de consuelo.

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