Jueza admite grabaciones como evidencia contra Posada Carriles

Jueza admite grabaciones como evidencia contra Posada CarrilesLas grabaciones de una entrevista periodística que vincula a Luis Posada Carriles con los atentados en instalaciones turísticas en Cuba en 1997 serán utilizadas como evidencia en el juicio en su contra, ordenó una jueza federal.

En la primera decisión anunciada tras una audiencia judicial de cuatro días, la jueza la jueza Kathleen Cardone  rechazó este viernes la petición de la defensa para excluir los testimonios grabados a Posada por la periodista Ann Louise Bardach durante una entrevista para el diario The New York Times, realizada en Aruba en 1998.

“Este tribunal ha hallado a Bardach como un testigo de credibilidad en la grabación y manejo de las cintas y no ha encontrado evidencia alguna de manipulación”, señaló Cardone en un documento de 20 páginas.

La inclusión de las polémicas cintas de Bardach como pruebas en el proceso judicial fue el principal tema de la audiencia, que culminó el jueves en la noche luego de largas sesiones de argumentos cruzados entre la fiscalía y la defensa.

Los fiscales insistieron en reforzar la acusación de perjurio con las grabaciones, en las que Posada supuestamente revela su participación como organizador de losatentados con bombas en Cuba. La defensa argumentaba que las cintas no debían ser aceptadas porque no eran originales y habían sido alteradas.

En total fueron consideradas seis mociones, entre ellas, una solicitud de los abogados de Posada para desestimar como evidencia unas 3,000 páginas de documentos enviados por las autoridades cubanas. La defensa argumenta que los materiales fueron presentados tardíamente.

Bardach fue interrogada el lunes ante el tribunal por cinco horas. Las sesiones transcurrieron a puertas cerradas y fueron llamados a testificar dos expertos en grabaciones.

Pero la decisión judicial es considerada por la periodista como un amargo precedente para la profesión. Bardach había rechazado durante los últimos cinco años comparecer ante un tribunal para hablar de las grabaciones.

“Aunque la decisión de la corte [es]  de que las cintas reflejan adecuadamente mis entrevistas con el señor Posada y confirman la veracidad de los artículos publicados en The New York Times en 1998, es un fallo preocupante para el periodismo”, comentó Bardach en un texto enviado a CaféFuerte.

Agregó que a pesar de que Posada no era una fuente confidencial, la decisión podría en un futuro disuadir a individuos y fuentes de hablar con los periodistas, y probablemente alentará a reporteros y organizaciones de medios a destruir notas o materiales por temor a que sean usados “por fiscales demasiado holgazanes o temerosos de edificar sus propios casos”. (Vea debajo texto completo de Bardach)

La orden de Cardone es un duro golpe para la defensa. La jueza debe anunciar otras decisiones en los próximos días.

Fue imposible localizar de inmediato a Arturo Hernández, abogado de Posada, para comentar sobre el asunto.

El juicio está fijado para comenzar el próximo 11 de enero. Posada, de 82 años, enfrenta 11 cargos por fraude migratorio, perjurio y obstrucción de la justicia.

Sobre Posada pesa una orden final de deportación y una solicitud de extradición del gobierno de Hugo Chávez para juzgarlo como principal responsable del atentado terrorista a un avión comercial con 73 pasajeros en 1976.

DECLARACION DE ANN LOUISE BARDACH

Yo y The New York Times –con la guía del abogado Tom Julin, de la firma Hunton & Williams- hemos estado luchando contra citaciones del gobierno en el caso de Luis Posada durante cinco años. Lo hemos hecho en defensa de un principio: que los reporteros no deben ser obligados a proveer evidencia en contra de sus fuentes. Tampoco puedo comprender cómo cintas maltratadas de Radio Shack de una década de antigüedad pueden ser usadas como golpe legal contra una antigua fuente. Nunca habría comparecido en corte o entregado ningún material sin orden obligatoria –y me habría sentido muy aliviada si la corte hubiera fallado que las grabaciones de mi entrevista con Posada eran inadmisibles.

Como he escrito en The Washington Post y en mi libro, Without Fidel, el gobierno tuvo cinco décadas de evidencia sobre las actividades paramilitares de Posada –que deberían haber hecho innecesarias el uso de las cintas de un reportero.  Además, cinco cajas de archivos y pruebas concernientes a Posada que archivaba la oficina del FBI en Miami fueron destruidas en el verano del 2003, un incidente que nunca fue apropiadamente investigado.

Aunque la decisión de la corte [es] de que las cintas reflejan adecuadamente mis entrevistas con el señor Posada y confirman la veracidad de los artículos publicados en The New York Times en 1998, este es un fallo preocupante para el periodismo. A pesar de que Posada no sea una fuente confidencial, podría en el futuro disuadir a individuos y fuentes de hablar con los periodistas, y probablemente alentará a reporteros y organizaciones de medios a destruir notas o materiales por temor a que sean usados por fiscales demasiado holgazanes o temerosos de edificar sus propios casos.

Es un día muy triste para el Cuarto Poder –ni hablar de para nuestra democracia o la Primera Enmienda- cuando los reporteros y sus materiales son arrastrados a los tribunales.

Ann Louise Bardach
noviembre 19, 2010

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