Adiós a Olga Guillot, la Reina del Bolero

Por REDACCIÓN CAFÉ FUERTE

-Olga de Cuba ha muerto. Olga Guillot, la cantante que paseó el bolero por el mundo con la pasión de una reina del sentimiento, falleció este lunes en Miami, a los 87 años, víctima de complicaciones cardiovasculares.


Según confirmaron fuentes allegadas a su familia, la muerte de Guillot se produjo a las 12:45 p.m. en el Hospital Mount Sinai, de Miami Beach. Había sido ingresada el fin de semana tras sufrir un ataque cardíaco cuando asistía a un funeral.

Con la muerte de Olga desaparece una leyenda de la música cubana marcó para siempre la canción romántica contemporánea con la sensibilidad y el temperamento que nadie ha podido igualar. Se va una Gran Diva de la época de oro que tuvo entre sus luminarias a Celia Cruz y Benny Moré.

“Después del cielo, Cuba, después de Cuba, Olga Guillot”, escribió Agustín Lara.

Olga cantó con Edith Piaf y Nat King Cole ensayó sus canciones en español con ella. Fue la primera latina en cantar en el Carnegie Hall de Nueva York.

Pero sus canciones desaparecieron de los medios en Cuba después que la cantante abandonó la isla en 1961 y mantuvo una posición duramente crítica con el régimen de La Habana. Nunca más regresó a la tierra natal, pero su exaltación de la cubanía, el gracejo criollo y el sentido de patriotismo la acompañaron hasta sus horas finales.

Olga nació en Santiago de Cuba el 9 de octubre de 1922 y se mudó a La Habana en su adolescencia. Allí  formó el Dúo Hermanitas Guillot con su hermana Ana Luisa.

El músico cubano Facundo Rivero descubrió su talento y las ayudó a hacer su debut como solistas en 1945 en el conocido Zombi Club de La Habana. Luego cantó durante temporadas en los cabarets Sans Souci, en Montmartre y en Tropicana.

En la década del 40 fue la primera mujer cubana en cantar boleros, un género confinado a los hombres y que en la isla sólo se escuchaba en voces femeninas mexicanas: María Luisa Landín, Toña La Negra, Chela Campos.

En 1946 grabó  en español Stormy Weather y la Asociación de Críticos la seleccionó “la cancionera más destacada de Cuba”.

Pero su consagración llegó en 1954, con Miénteme,  del compositor mexicano Chamaco Domínguez, grabada en Radio Progreso con la Orquesta de los Hermanos Castro.  Sólo en Cuba vendió medio millón de copias y en México pasó semanas en los primeros lugares y de ahí al resto de América Latina.

Entre 1954 y 1956 ganó tres veces consecutivas el premio de la Crítica Diaria de Radio y Televisión a la Mejor Voz Femenina de Cuba. En 1958 trabajó en Europa por primera vez, con giras por Italia, Francia, Alemania y España. Fue el mundialmente famoso Casino de Palm Beach, en Cannes, donde compartió el escenario con la legendaria Edith Piaf.

Cuando abandonó definitivamente Cuba con su única hija Olga María Touzet -hija del compositor René Touzet- se fue a Venezuela. En el momento de su salida era estrella invitada del show Serenata Mulata, en el cabaret Capri de La Habana.

El compositor José Sabre Marroquín la invitó a visitar México, y vivió por más de tres décadas en el país, que consideraba su segunda patria. Televisa la contrató para hacer allí El Show de Olga Guillot, que se mantuvo durante años, y de él surgió José José, su ahijado artístico.

“En Cuba silenciaron mis boleros, quemaron mis programas de radio y televisión, como si no hubiera existido nunca”, declaró en una entrevista hace dos años. “Me duele mucho”.

Volvió a Europa, viajó por América Latina, Asia, Israel… En 1963, la Academia de Artes John F. Kennedy de Hollywood le concedió el premio Golden Palm a la Mejor Bolerista Latinoamericana. El 31 de octubre de 1964 protagonizó una histórica función en el Carnegie Hall.

En las últimas tres décadas vivió entre México y su apartamento de Miami Beach.

Olga Guillot trabajó en 16 películas y grabó  más de 50 albumes. Ganó 20 discos de Oro, 10 de Platino y uno de Diamante. Sus canciones más conocidas son “La Noche Alegre”, “Campanita de Cristal”, “Lágrimas Negras”, “Bravo”, “Se Acabó”, “Qué Sabes Tú” y “La Mujer que te Ama, entre una lista interminable de intrepretaciones suyas.

Nunca confesó su edad. Deja inédita una autobiografía que calificó de  “tranquila, bonita, es la vida mía, no hay escándalo, no hay chismes de artistas”, y cuya publicación fue postergando año tras año.

“Espero que me recuerden como la mujer que le cantó al amor”, dijo alguna vez.

En los últimos años se le vió activamente en la prensa internacional abogando por la democratización de Cuba y a favor de los opositores pacíficos dentro de la isla. El pasado marzo participó en una multitudinaria marcha organizada en Miami en apoyo a las Damas de Blanco y por la libertad de los presos políticos cubanos.

“Yo sé que Cuba me quiere, pero no puedo ir a Cuba mientras exista ese régimen de oprobio y dolor”, declaró al programa televisivo A Mano Limpia (AmericaTeVé) en una reciente entrevista.

Las exequias serán el miércoles 14 de julio, entre 5 pm y 11 pm, hora de Miami, en la Iglesia St Michaels, sita en 2987 W Flagler St. El entierro será privado, al día siguiente, precedido por una misa oficiada por el arzobispo de Miami, Thomas Wenski, y el obispo auxiliar emérito Agustín Román.

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